𓁙 Sé tu propio Oráculo

Sé tu propio oráculo, 

Una declarada invitación para descubrir en nosotras la voz de la divinidad. 

Noviembre introspectivo está llegando y con él, la oscuridad de raíz que nutre los viajes interiores. Quiero invitarnos a aprovechar la suavidad que nos convoca el otoño para re actualizar nuestras búsquedas, para seguir descubriendo a las que somos, sin miedo.

¡Cuánto por descubrir en las propias búsquedas! Muchas veces hallamos tesoros intangibles que nos obsequian alegrías que irradian luminosidad. 

Y hay también expediciones no placenteras, búsquedas que nos devuelven a los huesos; volvemos con pérdidas y aprendizajes que dejan el cuerpo dolorido, el ánimo cansado, la palabra silenciada. Experiencia de las pequeñas muertes,  exquisito vacío purificador, una “nada” que posibilita el espacio a las nuevas semillas. Ofrenda para la próxima siembra que nos recuerda que las pérdidas son la raíz del aprendizaje y que sin vacío, no hay lugar para la gestación, cualquiera que esta sea.

El oráculo en el mundo griego formaba parte central de los misterios, rituales y prácticas fundacionales de la polis, y era simultáneamente sitio, mujer y voz divina. A la entrada del Templo de Apolo (que perteneció antes a la Diosa Gaia), se podía leer el siguiente aforismo: “conócete a ti mismo”. 

Dentro del santuario, la Sacerdotisa o pitonisa, era mensajera y encargada de transmitir la voluntad de la divinidad, para lo cual se hundía en la naturaleza, buscando en ella el ímpetu de la vida misma, consciente de la experiencia cósmica que atraviesa quien se rinde al trance de lo indecible para lograr para traer el mensaje del instante - gozo. 

Ser oráculo significa entonces poder volvernos nuestra propia Maga pitia, seguir indagando, seguir en la búsqueda genuina para retornar a las fuentes originarias de la vitalidad, para hacer alquimia con las sombras del interior, para curarse a sí misma de la experiencia de orfandad. Para vivir en gozo, aún con la incomodidad.

Auto descubrirse, develarse entre aromas y sentires propios; renovar la capacidad de asombro.

Devolvernos la sabiduría hacia nosotras mismas, relacionarnos de maneras cada vez más suaves, amorosas mientras logramos asentarnos en nuestra propia divinidad. Sabernos estar; empezar por mimar al cuerpo, que es el primer territorio de defensa: contemplarlo, escucharlo, nutrirlo, descansarlo, purificarlo. De adentro hacia fuera y viceversa. O como se nos dé la gana de hacer.

porque no estamos solas, nos tenemos a nosotras mismas.

Y así como el laurel, planta maestra que acompaña a la Maga pitia para canalizar el mensaje; yo deseo que estas flores sean, para quien así lo sienta en su corazón, hermosas aliadas y compañeras en la búsqueda amorosa que nos devuelve al centro, que recuerda que Una siempre Sabe. 

Todo mi amor e infinito agradecimiento a las Magas maestras con las que pude andar mi sendero durante este año, y a quienes dedico estas líneas.

Enormes mujeres que acompañan, sostienen, contienen y sanan devolviendo la mirada con la magia de su experiencia-espejo.

Catalina Fernandez @savia.alquimia
Ani Musante @utera___
Adriana Ordoñez Ortiz @vivenciaecosomática

Texto: Andrea Bravo
Fotos: Alva Trejo
Todos los derechos reservados.

Andrea